Problemas Familiares

Es habitual que en las familias surjan conflictos, de hecho normalmente son las situaciones donde más reforzamos y aceptamos el carácter de los demás. Por ejemplo solemos decir «es que es así» o » es que es muy cabezota» o «ya le conoces, es imposible hacerle cambiar de opinión». Es en las familias donde surgen normalmente un gran número de discrepancias o conflictos ya que creemos saber y entender cómo son nuestros familiares y nos forzamos aceptar como son sin importar cuanto nos haga sufrir o cuantas veces volvamos a confrontar nuestros puntos de vista, simplemente aceptamos que es así. Esta forma de aceptar a toda costa la situación puede generar una comunicación muy tóxica ya que nuestra claridad al argumentar nuestro punto de vista, se ve afectada por los sentimientos de rabia, pena, dolor, etc. A continuación, te damos unas pautas que evitarán aumentar la tensión del momento y que te facilitará una estructura en la que apoyarte:
  • Analiza y expón objetivamente lo que ha sucedido, sin ponerle juicio ni criterio, sin asignar culpas.
  • Identifica el sentimiento que te provoca esa situación. Habla de ti, de cómo te afecta, responsabilízate de tu emoción.
  • Pregúntate y expón de qué forma podrían actuar todos y todas para mejorar la situación en caso de que vuelva a surgir. Es importante plantearse propuestas de mejora y no obligar a nadie a que actúe como tu deseas. Debes dar la oportunidad de que la otra persona decida si quiere arreglar la situación.
  • Actúa en consecuencia con tus sentimientos, céntrate en mejorar y en lo bueno que es para ti avanzar dejando atrás las razones y el enfado. Dicen que es mejor ser feliz que tener razón.
Esperamos que te sirva de ayuda y te animamos a practicar previamente algún pranayama que equilibre tu ritmo, tu volumen y el tono con el que transmites.